Sabes que te va a doler, que vas a sufrir y que no va a ser el mejor rato del día, pero sabes que va a merecer la pena, porque lo que sientes al terminar es una sensación increíble, de esas que pocas cosas te aportan en la vida. Por eso vas y entrenas, lo das todo y sufres, y te duele, pero vas. Y vuelves, vaya si vuelves.
Si observas a tus compañeros verás en sus caras muchos gestos de dolor, esos que tienes tú también en algunos momentos aunque no te des cuenta. Son gestos que transmiten lo que sientes, lo que pasa por tu cuerpo y por tu mente, son gestos que te delatan como crossfitter, y que te hacen ser parte de todo esto.
¿Te suena todo esto?
Cuando el calor aprieta
Cuando te has ganado tu descanso
Cuando te paras y no quieres volver a moverte
Cuando te enfrentas a lo que creías un imposible
Cuando tu mente dice que no
Cuando buscas las fuerzas incluso en el suelo
Cuando superas la pereza
Cuando no tienes el día
Cuando no quieres seguir
Cuando te falta el aire
Cuando ya queda poco
Cuando necesitas fuerzas para una rep más
Cuando no sabes qué estás haciendo ahí
Cuando te revientas las manos
Cuando no salen
Cuando superas tus límites
Cuando necesitas una ayudita extra
Cuando el camino es más largo de lo que esperabas
Cuando necesitas su apoyo
Cuando los obstáculos te superan
Cuando combinas carrera y burpees
Cuando quieres llorar
Cuando no puedes más
Cuando dejas de contar y simplemente tiras para adelante
Cuando hay burpees
Cuando no crees que ya ha terminado
Cuando puedes con un peso que no esperabas
Cuando estiras
Cuando el WOD no te gusta
Cuando te dicen que aún no has terminado
Sin duda he pasado más de una vez por todos y cada uno de esos estados 🙂