En la sombra del box

Allí, al final del rack, entre los balones y las kettlebels, me siento cada día al terminar el WOD, en la sombra, donde casi nadie puede verme, mi rincón secreto. Me siento y te miro, te observo desde el primer día que te vi, ese día en que apenas podías con la barra de iniciación.

Estudio tu progreso, tus caídas, tus remontadas, tus días buenos y menos buenos. Te he visto alegre, triste, de mal humor, en ocasiones he visto asomar un pellizco de desilusión, te he visto incluso llorar, pero no temas, no se lo diré a nadie. Será nuestro secreto.

Recuerdo tanto de ti… Cada vez que aumentas 5kg. en tu Clean, 10 en tu Dead Lift, o tan solo el hecho bajar un color de goma. Tu cara de rabia cuando buscas un nuevo RM y no entra, y los saltos de alegría ante cada nuevo reto conseguido.

Tu primer RX con aquella mancuerna, lo recuerdo perfectamente, volvías de un finde de puro CrossFit, serían los Games o alguna otra competición, y entrenabas como nunca antes lo habías hecho. El momento de apuntar en la pizarra aquel “RX” junto a tu nombre… Tu cara hablaba por sí sola.

Aquella primera competición a la que te empeñaste en apuntarte cuando a penas sabías lo que era un Wall Ball, y lo hiciste, y casi mueres. Una de aquellas semanas sentiste algo por lo que muchos hemos pasado, y que pronto repetirías, esa sensación de ahogo, de que se te sale el corazón por la boca, de que no puedes más… Y esa sensación de confianza en uno mismo que te hace seguir adelante y demostrarte que sí, sí que puedes.

Recuerdo tantos primeros momentos… Tu primer fondo de pino, tu primer pistol, tu primera dominada, o cuando te empezaron a salir los Muscle Ups, la primera vez que subiste la cuerda, qué sensación, ¿eh?, recuerdo incluso tu primera sentadilla, ¡sin peso!, tu primer peso muerto y tu primer Chest To Bar. Recuerdo tantos momentos…

Sigo de cerca tus RMs, tus tiempos, tus pesos. Conozco tus límites y desde mi rincón te animo cada día a luchar por superarlos, algunas veces te llega ese “algo” que emito con todas mis fuerzas, otras, simplemente no es el día o el momento, pero yo igualmente te lo envío, por si acaso.

Sé cuánto cuesta mejorar, créeme que lo sé, en realidad, todos aquí lo sabemos, aunque a veces es difícil recordar los comienzos. Echas la vista atrás y parece increíble haber mejorado tanto en tan poco tiempo, a todos nos pasa. Y a ti también te ha pasado, no ibas a ser diferente.

Quizá te preguntes quién soy, quizá mañana, cuando llegues al box, busques allí, al final del rack, entre los balones y las kettlebels, en la sombra, en mi rincón secreto. No vas a encontrarme, no voy a estar allí para ti. Estoy cada día contigo, porque soy una parte de ti, o sea, de mí, bueno… esa parte que hace que cada día saques lo mejor que llevas dentro, la fuerza, la rabia, las ganas de superarte, soy la parte que cuando ve que algo no progresa, te calza las zapas, te sube las medias, y te hace salir a por todas.

Soy esa parte de ti capaz de vencer tus propios límites.

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